La Red para el Estudio de las Monarquías Contemporáneas (REMCO) es una iniciativa impulsada por un grupo de expertos con el argumento de que las monarquías contemporáneas ‘no han recibido la atención que sin duda merecen por parte de la comunidad académica internacional’. Pero el director de su Consejo Académico, Charles Powell, que lo es también del Real Instituto Elcano, reconoce que su fundación hace tres meses se ha visto influida por la abdicación del Rey Juan Carlos y la crisis que ha atravesado la institución en los últimos años. ‘No somos defensores de la monarquía per se, somos analistas y observadores de este fenómeno; incluso podemos contar con expertos que tengan una mentalidad republicana. Se dice a menudo que la monarquía es una antigualla y una institución basada en el privilegio, lo cual choca frontalmente con su presencia en sociedades muy avanzadas. Estamos cansados de que haya un debate poco informado y muy estereotipado, otro motivo para la existencia de esta plataforma’, explica a La Celosía.
REMCO, que aún no cuenta con un presupuesto formal, organiza el próximo julio un curso sobre ‘Monarquía y política en democracia: España y Europa’ en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. ‘Nos interesa el papel político de la Corona, sobre el cual hay mucha literatura constitucional, pero queremos ahondar en el papel real de los reyes en los sistemas parlamentarios. Por ejemplo, en España no hay una buena monografía sobre la relación del Rey Juan Carlos con los sucesivos presidentes de Gobierno. Al curso de la Menéndez Pelayo vamos a traer a la persona que hacía de intermediario en Holanda entre la Corona y los políticos, una mano blanca que nada tiene que ver con un cargo político. Una figura muy interesante pero no reproducible en el caso español, porque por desgracia aquí no existe quien la represente. Esta figura preserva al rey del desgaste político’, comenta Powell.
Los expertos de REMCO pretenden documentar, con datos contrastados, el coste para los españoles de la monarquía. Oficialmente hay una partida de 9 millones de euros anuales recogida en el BOE. ‘Los críticos de la institución dicen que esa cantidad no contempla todo el gasto que supone; habría que empezar por poner todas las partidas sobre la mesa. Queremos que la gente pueda opinar al respecto con conocimiento de causa. Obviamente, también hay argumentos legítimos contra la monarquía; uno de los que se cita más a menudo es que desmotiva la meritocracia. Si eres un demócrata radical cien por cien también puedes argumentar que todo puesto de autoridad tiene que ser democráticamente elegido y por tanto es revocable. El debate está abierto’, subraya.
El actual rey Felipe VI seguramente tendrá un liderazgo menos carismático y más institucionalizado que su padre, según los analistas de la Red para el Estudio de las Monarquías Contemporáneas. Si hubiera que marcar una hoja de ruta para la monarquía española, una de las claves sería la transparencia, de la que está ávida la sociedad española, que quiere estar más informada de lo que hacen con su dinero, del destino de los impuestos, como se gasta el dinero público, quien toma parte en el proceso de decisiones, etcétera. ‘Es malo ser transparente solo porque te lo exijan. Siempre hay que ir por delante en la curva’, aconseja Powell. La otra clave es la comunicación. Las encuestas señalan que los jóvenes menores de 30 años tienen una actitud más crítica con la Corona. El CIS demuestra que la gente más conservadora tiende a ser más favorable a la monarquía, al igual que la gente mayor que ha vivido la Transición. ‘Con el impacto de esta crisis de seis largos años no es sorprendente que muchos jóvenes vean con cierta distancia la monarquía, como algo de privilegiados. Hay que demostrar la utilidad de la institución al servicio de la sociedad’, reconoce el director de REMCO.
El comportamiento de Felipe VI ha sido impecable en el intento de formación de Gobierno
‘Ahora estamos en una fase de institucionalización de la monarquía, algo que no siempre persiguió Don Juan Carlos, probablemente debido a su liderazgo de tipo carismático. Eso marcó mucho el tono y estilo de la monarquía, y produjo lo que llamaría un ‘déficit de institucionalización’. Cuando el liderazgo carismático se quiebra a raíz de los escándalos de Urdangarín, Botsuana, etc., la estructura de la institución se revela vulnerable. La monarquía dependía en exceso de la popularidad de la figura del Rey’, recalca. Hay un momento clave para Felipe VI con el intento de formación de Gobierno. ‘Nuestro análisis es que es una situación delicada y novedosa. Eso puede politizarse pero el comportamiento del Rey ha sido impecable. Está desempeñando bien y con la discreción debida el papel de árbitro. Estamos en terreno desconocido pero esta prueba de fuego le viene bien para acelerar el proceso de institucionalización. Además, el rey puede impulsar un gran debate nacional sobre el tipo de España que vamos a construir de cara al futuro’, vaticina Powell.
Las monarquías más innovadoras del mundo son las escandinavas, que tienen el atractivo de operar en sociedades extraordinariamente modernas. A pesar de ello, en esos países la monarquía se valora muy favorablemente, en parte porque encarna cierta idea de identidad nacional, y también porque ha facilitado la digestión de los procesos de modernización.